El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, ha manifestado su deseo de contar con la ayuda internacional del ejército de Estados Unidos, Europa y Brasil para combatir la creciente violencia causada por bandas criminales en el país. En una reciente entrevista con BBC, Noboa enfatizó que Ecuador se enfrenta a una crisis grave con la narcoactividad, señalando que «el 70% de la cocaína del mundo sale vía Ecuador», y exigió un mayor respaldo militar para enfrentar esta problemática. La situación se ha vuelto insostenible debido al aumento del tráfico de drogas, lo que ha llevado a un aumento en la inseguridad y la violencia en diversas regiones del país.

Durante su intervención, Noboa solicitó específicamente al presidente Donald Trump que declare a los cárteles ecuatorianos, como Los Lobos y Los Choneros, como grupos terroristas. Según Noboa, estos grupos han evolucionado de ser bandas criminales a convertirse en «narco terroristas internacionales con 14,000 individuos armados». La declaración contribuiría a fortalecer la narrativa de Ecuador como un país que necesita apoyo internacional para enfrentar un enemigo que, según el presidente, ha desbordado la capacidad local de respuesta.

El mandatario ecuatoriano también ha tomado medidas concretas para buscar alianzas con naciones aliadas, instruyendo a su canciller para establecer acuerdos de cooperación que respalden al cuerpo policial y militar del país. Además, Noboa está trabajando para obtener la aprobación del parlamento con el objetivo de modificar la Constitución, permitiendo así la instalación de bases militares extranjeras en Ecuador. Esta acción refleja la urgencia del gobierno por tener un respaldo firme y duradero en la lucha contra el crimen organizado.

En este contexto de búsqueda de apoyo extranjero, Noboa ha establecido una alianza con Erik Prince, conocido por ser el fundador de Blackwater, una firma de seguridad privada con un historial de contratos con el gobierno de EE.UU. Noboa ha mencionado que la experiencia de Prince es crucial en la lucha contra lo que él denomina una «guerrilla urbana no convencional». Esta colaboración tiene como objetivo asesorar a las fuerzas armadas y la policía ecuatoriana en la estrategia de combate a la delincuencia organizada.

Las acciones de Noboa han captado la atención mediática y política, especialmente en un momento en que Ecuador se enfrenta a un conflicto interno que amenaza la estabilidad del país. Los precios de la cocaína y la violencia relacionada han escalado a niveles alarmantes, poniendo a la población en un estado de vulnerabilidad. Con la posibilidad de que se implementen reformas legales para facilitar una mayor presencia militar en Ecuador, el presidente busca no solo una respuesta a corto plazo, sino también un cambio estructural que combata la raíz de la violencia y el narcotráfico.