El reciente anuncio sobre la implementación de un proyecto de ley que promueve la negociación multinivel ha generado una ola de reacciones en Chile, marcando un debate crucial en la actualidad laboral del país. A pesar de las voces críticas que se oponen a esta iniciativa, encabezadas por figuras del gran empresariado y políticos de ideologías más conservadoras, es vital reconocer que lo que está en juego es un cambio trascendental para las relaciones laborales. Este proyecto no solo busca modernizar el sistema de negociación colectiva, sino que aspira a equilibrar las desigualdades entre trabajadores y empleadores —una necesidad apremiante en un contexto donde menos del 8% de los trabajadores gozan actualmente de esta figura jurídica.

La crítica más resonante proviene de personajes influyentes como Gonzalo Guerrero Yamamoto, quien argumenta que el proyecto despoja a los trabajadores de la libertad de negociar directamente con los empleadores, sometiéndolos a la influencia de cúpulas sindicales. Sin embargo, este tipo de afirmaciones ignoran el contexto real de los diálogos que han sido promovidos por el Ministerio del Trabajo. Estas frases son más bien un reflejo de un temor ante posibles cambios que podrían empoderar a una clase trabajadora que ha sido, tradicionalmente, vulnerada por la estructura actual del mercado laboral.

Es crucial señalar que el objetivo de la negociación multinivel es el de reparar las desigualdades sociales que han prevalecido por décadas. La propuesta aboga por establecer mínimos salariales sectoriales que beneficien colectivamente a los trabajadores, sin eliminar la negociación a nivel de empresa. De acuerdo con la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), este modelo no solo abarca aspectos salariales, sino que también propone abordar temas de productividad y adaptación a cambios tecnológicos, lo que resulta esencial en un mundo laboral en constante evolución.

Los estudios internacionales respaldan esta iniciativa. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha presentado informes que destacan los beneficios de la negociación colectiva coordinada. En particular, se indica que este modelo puede ser ventajoso para las pequeñas y medianas empresas (pymes) al promover un alineamiento entre el crecimiento productivo y las mejoras salariales. Ante estos datos, es imperativo que el debate sobre el proyecto trascienda las críticas superficiales y se centre en cómo la negociación multinivel podría fomentar un entorno laboral más igualitario y justo.

Finalmente, Guillermo Salinas Vargas, Vicepresidente de Relaciones Internacionales de la CUT, hace un llamado a abrir el debate con altura y respeto, recordando que esta iniciativa tiene el respaldo de un programa de gobierno que fue avalado por la mayoría de los chilenos. Para avanzar en la construcción de un sistema laboral más equitativo, es urgente abordar la situación sin miedos al cambio, optando por el diálogo constructivo y la colaboración entre todos los actores sociales involucrados. Es el momento de dejar atrás la nostalgia de un pasado marcado por injusticias y mirar hacia un futuro donde los derechos de todos los trabajadores sean respetados y promovidos.