Este rubro ha tenido una evolución importante durante los últimos 20 años. De la mano del buen momento que vive la industria, también llegan diferentes desafíos a futuro.

En lo que va del siglo XXI, la minería chilena ha crecido bastante. Solo para dimensionar cuánto se ha desarrollado en este tiempo, hay que saber que en 1996 la participación chilena en la producción mundial de cobre era de un 28%, y en apenas cuatro años, a inicios del nuevo milenio, subió a un 35%.

Todo esto permitió que nuestro país se posicionara como el líder a nivel global en obtención del metal rojo, alcanzando producciones superiores a los 4,6 millones de toneladas.

Hay diferentes factores que pueden explicar el gran avance que hemos obtenido hasta hoy.

¿Cómo llegamos hasta aquí?

El primer factor clave en el crecimiento de nuestra industria minera radica en el aumento sustancial de la exploración, lo que ha llevado a que se encuentren nuevos depósitos que contienen grandes cantidades de cobre. Por otro lado, parte de este logro se debe tanto por la inversión pública como privada, que ha logrado saber cómo explotar de forma correcta estos recursos.

Otro factor que sirve para explicar nuestro buen momento es el desarrollo tecnológico, el cual ha llegado de la mano de grandes equipos operacionales en las faenas, lo que ha permitido aumentar las capacidades de carga y procesamiento de los minerales, lo que a la larga, maximiza las ganancias de la industria nacional.

¿Qué ha pasado desde el 2000 hasta la actualidad? La realidad es que seguimos siendo el principal país productor de cobre, aunque hemos disminuido nuestra participación general (27%). Nuestra producción sigue siendo alta (5,8 millones de toneladas anuales), pero aún podría ser mayor.

El futuro

¿Qué es lo que viene para la industria en los próximos años? Lo cierto es que la inversión pública y privada tiene pensadas grandes inversiones para la industria minera. Por el momento, son 31 los proyectos que están en desarrollo, lo que supone una inversión de US$65 mil millones, que pretende aumentar la producción de cobre en 7,4 millones de toneladas más (+27%).

Teniendo esto en cuenta, es posible señalar que esta industria seguirá siendo muy importante para el país, ya que actuará como un verdadero motor de desarrollo para la ciudadanía en general, aportando con soluciones sustentables y evolucionando a una minería más diversificada.

Una de las principales iniciativas que ha buscado trabajar en esto, además de impulsar el desarrollo tecnológico del rubro, ha sido Expande, que desde hace cuatro años se ha propuesto avanzar en tres objetivos centrales: El escalamiento comercial, el desarrollo de capacidades y la innovación.

Durante su periodo de actividad, han impulsado más de 200 desafíos tecnológicos, en donde más de 1.600 proveedores de la industria han participado de diferentes actividades organizadas por ellos. Con una inversión de US$48 millones, han logrado trabajar en cerca de 2.300 soluciones tecnológicas, lo que ayuda ampliamente al desarrollo de la minería chilena.

Parte de este trabajo ha sido gracias al apoyo de diferentes empresas e instituciones como el Ministerio de Minería, Corfo, Fundación Chile, Corporación Alta Ley, BID-Lab, Antofagasta Minerals, BHP, Codelco, Teck, Sierra Gorda, entre otros participantes internacionales.

Según ha afirmado desde Expande, este trabajo es el inicio de la ruta que debe seguir la industria para convertirse en una más sostenible y que vaya en línea con los desafíos ambientales que tiene el país. Se espera que con el apoyo conjunto de las empresas y las autoridades se pueda avanzar en un Chile más próspero y consciente del potencial que tiene para convertirse en un actor relevante en la producción global.