“Mi abuelo inició un humilde emprendimiento en 1938 y aún seguimos con el negocio”, relata Alejandro Hernández Toro, actual director comercial de Norte Verde SpA, empresa líder en reciclaje de metales en Chile. 

¿Sabías que cada año se generan más de 2.000 millones de toneladas de residuos en el mundo? De ellos, solo el 19% se recicla adecuadamente, mientras que el resto termina en vertederos, incineradoras o en el medio ambiente. 

Esto tiene graves consecuencias para la salud humana, la biodiversidad y el cambio climático. Pero no todo está perdido, ya que hay una forma sencilla y efectiva de reducir nuestro impacto ambiental: el reciclaje. 

Justamente, una de las empresas más destacadas en el ámbito de reciclaje en Chile es Norte Verde SpA, la cual proviene de una larga tradición familiar ligada a la recuperación de desechos. 

Uno de los pilares de esta empresa es Alejandro Hernández Toro, quien hoy se desempeña como director comercial: “Mi abuelo inició un humilde emprendimiento en 1938 y aún seguimos con el negocio. Lo que empezó con un simple carro que recolectaba papeles y cartones, hoy en día es una gran empresa recuperadora de excedentes”, explica. 

Lo cierto es que Norte Verde hoy en día es la principal empresa recuperadora de metales no ferrosos, operando desde Coquimbo hasta la región de O’Higgins y reciclando más de 10 mil toneladas por año. 

¿Cómo se pasa de un carretón a una gran empresa de reciclaje?

Según relata Alejandro, su abuelo, Bermesí Hernández, inició un negocio de recolección de papeles y cartones en 1938, en donde mediante un humilde carretón tirado por caballos iba de casa en casa recogiendo los desechos. 

No obstante, la historia de la familia Hernández tomó su curso fijo ligado al reciclaje en 1948, cuando la hija mayor de Bermesí se hizo cargo del negocio y lo hizo crecer a una escala mayor. Esta vez, el papel y cartón era recolectado desde diferentes imprentas que lo desechaban, para luego venderlo a papeleras que lo volvían a utilizar. 

Con el pasar de los años el negocio creció, por lo que la hija de Bermesí y tía de Alejandro, optó por cederle una parte del negocio a uno de sus hermanos, el padre de Alejandro, generándose así una nueva empresa de reciclaje aparte. 

“Uno de mis primeros recuerdos ligados al mundo del reciclaje se remonta a finales de los 70, cuando mi padre junto a mi tío Héctor, se juntaban en una plaza de Conchalí a separar el papel recolectado durante el día para luego llevarlo a las papeleras”, comenta Alejandro. 

De ahí en adelante, pasarían varios años para que Alejandro Hernández ingresara al rubro, siendo 1994 el año en donde se asoció con su padre para crear una nueva empresa que también se dedicó a la recuperación de papel. Con esta compañía lograron gran notoriedad a finales de los 90, reciclando cerca de 4 mil 500 toneladas mensualmente. 

Sin embargo, el rubro de la empresa cambiaría por completo el 2000, año en el que incorporaron los metales al negocio: “Optamos por ello, ya que con el cambio de milenio el papel tuvo una fuerte baja en su valor, por lo que no era rentable seguir reciclando solamente papel. Por eso, comenzamos a trabajar también con los metales no ferrosos”, detalla Alejandro Hernández. 

Norte Verde SpA

Más adelante, luego de varios años de éxitos junto a su padre y hermanos, Alejandro Hernández se separó de ellos para fundar una nueva empresa en 2013: Norte Verde SpA. 

Desde ese año hasta ahora, Norte Verde se ha convertido en un ejemplo para las demás empresas de reciclaje, ya que se ha encargado de profesionalizar y modernizar el negocio, invirtiendo tanto en maquinarias como en conocimientos para los recicladores de base o recolectores independientes. 

A pesar de que el territorio que cubre la compañía va desde la segunda hasta la sexta región, Norte Verde es una de las empresas que más toneladas de metales no ferrosos recupera al año, superando las 10 mil. 

¿Cómo funciona su modelo de negocio? Este se basa en la obtención de metales como el cobre, acero, bronce y aluminio, los cuales son recolectados por recicladores de base, municipalidades u otras instituciones, quienes los llevan a centros de acopio en donde son recolectados por camiones de Norte Verde

“Una vez que Norte Verde obtiene los metales, los lleva a sus centros de reciclaje, en donde los separa y compacta, para luego encargarse del proceso de exportación. En este sentido, los principales países que compran los metales recuperados son Estados Unidos, India, China y Corea del Sur, entre otros”, comenta Hernández Toro. 

“No nos olvidemos de la chatarra electrónica”

No obstante, uno de los elementos que también deben reciclarse y evitar que terminen circulando en el medio ambiente, corresponde a toda la chatarra que proviene de dispositivos electrónicos. 

En esta línea, Norte Verde es una de las primeras empresas que se hará cargo de este problema, en uno de los países que más e-waste genera en el mundo. Según datos de la ONU, Chile genera más de 10 kilos de este tipo de desecho al año por persona, siendo uno los países que menos recicla estos elementos, ya que más del 60% del e-waste permanece en las casas. 

“A los chilenos les da miedo deshacerse de un celular o un computador que no funciona, ya que creen que lo volverán a utilizar o le guardan algún valor sentimental. Lo cierto es que tras la recuperación de la chatarra electrónica existe un mercado que irá creciendo con el pasar de los años”, comenta Alejandro. 

Pero, ¿Por qué se debe reciclar la chatarra electrónica? Fuera de los fines medioambientales, hay componentes de los dispositivos tecnológicos que pueden servir a diferentes empresas extranjeras para volver a fabricar nuevos productos. 

Según detalla Hernández, metales como el oro y el paladio están presentes en pequeñas cantidades en placas y otros componentes electrónicos, por lo que el reciclaje de estos desechos permite de una u otra forma fomentar el desarrollo tecnológico. 

“No nos olvidemos de la chatarra electrónica. Es un elemento que está incluido en la Ley REP, por lo que prontamente empresas y ciudadanos tendrán que aunar sus esfuerzos para evitar que pantallas, televisores, teléfonos móviles, tablets, entre otros, terminen contaminando nuestro planeta”, concluye Alejandro.