
El presidente chavista Nicolás Maduro ha hecho una declaración contundente sobre las capacidades militares de Venezuela, asegurando que el país cuenta con más de 5,000 misiles antiaéreos rusos Igla-S. Durante un acto transmitido por el canal Venezolana de Televisión (VTV), Maduro describió estos misiles como «una de las armas más poderosas que hay» y enfatizó que su objetivo es garantizar la «tranquilidad» del pueblo venezolano. Al referirse a la situación actual, Maduro afirmó que Venezuela debe estar preparada para cualquier amenaza y aseguró que estos misiles están dispuestos en puntos estratégicos para defender la soberanía nacional.
Estas declaraciones se producen en medio de un despliegue militar por parte de Estados Unidos en el mar Caribe, lo que Caracas considera una amenaza inminente destinada a inducir un cambio de régimen en el país. Mientras Washington justifica su presencia en la región como parte de su lucha contra el narcotráfico, el gobierno venezolano rechaza esta narrativa, defendiendo su soberanía y alertando sobre lo que Maduro llama una «guerra psicológica» por parte de Estados Unidos. La tensión entre ambos países se ha intensificado, mostrando la complejidad de la situación en la región.
Además de los misiles Igla-S, Maduro mencionó la existencia de «equipos de simulación» que permiten a los operadores en el país mejorar su puntería y eficacia en el uso de estas armas. En sus comentarios, destacó que estos sistemas están dispersos por todas las regiones de Venezuela, incluyendo montañas y pueblos remotos. Esta información busca reforzar la imagen de un país preparado y fuerte ante cualquier intento de intervención, posicionando a Venezuela como una «patria inexpugnable».
En contraste, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha declarado que si opta por llevar a cabo operaciones en el terreno contra el narcotráfico, informará al Congreso, pero subrayó que no considera necesario un permiso para actuar. Este anuncio se produjo poco después de que el Departamento de Guerra confirmara un nuevo ataque contra una embarcación en el Pacífico, marcando la continuación de las operaciones antidrogas cerca de las costas venezolanas. La retórica en ambos lados indica una creciente hostilidad y una falta de disposición a la diplomacia.
Por su parte, Maduro ha desafiado las afirmaciones de Trump, sugiriendo que las acciones de EE.UU. forman parte de un intento de crear miedo entre la población venezolana. Respondiendo a las operaciones de la CIA en el país, declaró: «Con su guerra psicológica quieren atemorizar al pueblo, pero el pueblo está unido». El discurso de ambos líderes refleja la polarización de sus respectivos gobiernos y las luchas de poder en el contexto de la política internacional, donde la seguridad nacional y la estabilidad regional son puntos críticos.
