
La primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, ha expresado su firme apoyo al ataque militar realizado por Estados Unidos contra una embarcación vinculada al narcotráfico que partió desde las costas de Venezuela. En un contundente mensaje, Persad-Bissessar enfatizó que el Ejército de EE.UU. debería actuar con contundencia y eliminar «violentamente» a todos los traficantes de drogas. Esta posición llega tras las declaraciones del presidente Donald Trump, quien identificó a la embarcación como parte del crimen organizado representado por la peligrosa organización conocida como Tren de Aragua. Para la primera ministra, la lucha contra el narcotráfico es esencial para la seguridad y bienestar del pueblo caribeño.
Persad-Bissessar no escatimó en críticas hacia los carteles de la droga, señalando que estos han alimentado una «masacre» en su nación durante más de dos décadas. En su declaración, manifestó: “La masacre de nuestro pueblo está alimentada por los malvados traficantes de los cárteles. No siento ninguna compasión por los traficantes; el Ejército estadounidense debería eliminarlos a todos violentamente.” Este respaldo, que refleja una postura clara contra el tráfico de drogas, subraya la gravedad del problema en la región y la necesidad de una intervención externa.
El operativo que llevó a cabo Estados Unidos en el Caribe fue descrito como un “ataque letal” que culminó con la muerte de once individuos supuestamente asociados con el Tren de Aragua. Los detalles del operativo revelan un despliegue militar significativo que incluyó al menos siete buques de guerra y más de 4,500 efectivos. Esta acción fue considerada necesaria por Washington para combatir el narcotráfico que, según ellos, amenaza la seguridad no solo de Estados Unidos, sino de toda la región. La clara estrategia militar demuestra el compromiso de Estados Unidos con la lucha contra el crimen organizado en las aguas del Caribe.
Sin embargo, la respuesta de Venezuela no se ha hecho esperar. El presidente Nicolás Maduro rechazó la narrativa estadounidense, argumentando que el verdadero objetivo de la presencia militar en el Caribe es apropiarse de las «riquezas naturales» de su país. Maduro calificó la operación como una fachada, distorsionando la realidad del tráfico de drogas que Estados Unidos plantea. Este conflicto verbal entre los líderes resalta las tensiones en la región y plantea interrogantes sobre la soberanía y las intenciones de los Estados Unidos en sus operaciones militares.
En el contexto de esta escalada de tensiones, otros países como Guyana han manifestado su apoyo a la intervención militar de EE.UU. en la región. La complejidad del narcotráfico, que incide de manera negativa en la vida de millones de personas en el Caribe, continúa alimentando el debate sobre cómo abordar esta crisis. Mientras la comunidad internacional observa de cerca, el futuro de la cooperación entre varias naciones y su lucha contra el narcotráfico se encuentra en un punto crítico, poniendo a prueba la capacidad de colaboración en esta problemática que trasciende fronteras y representa un reto global.