El senador de centroderecha Rodrigo Paz ha sido elegido este domingo como el nuevo presidente de Bolivia, marcando el fin de dos décadas de gobiernos de izquierda que comenzaron bajo la administración de Evo Morales. En un balotaje muy disputado, Paz obtuvo el 54,5% de los votos, superando así al exmandatario Jorge Quiroga, quien obtuvo el 45,4%. Este cambio en la dirección política del país surge en un contexto de crisis económica, donde el nuevo presidente tendrá el desafío de revertir la peor recesión en 40 años, mientras los ciudadanos celebran la victoria en las calles de La Paz con festejos y cánticos de esperanza por un nuevo rumbo para la nación.

Rodrigo Paz, un economista de 58 años y heredero político de una familia con historia en la presidencia boliviana, asumirá el cargo el 8 de noviembre. Al cumprimento de esta transición política, Bolivia cierra un ciclo que comenzó en 2006 con la llegada de Evo Morales al poder, caracterizado por un fuerte intervencionismo estatal y la nacionalización de los recursos naturales. El desafío de Paz será no sólo restablecer el crecimiento económico, sino también estabilizar un entorno que, según el Banco Mundial, no se recuperará hasta al menos 2027, debido a un crítico índice de inflación que ha alcanzado el 23% interanual en septiembre.

Durante su campaña, Paz prometió un enfoque centrado en el consenso y la participación de todos los sectores, enfatizando la necesidad de medidas específicas para apoyar a los grupos más vulnerables. A pesar de tener la mayoría en el parlamento, la falta de una mayoría absoluta obligará a su gobierno a negociar con otros partidos, en particular con Quiroga, quien representa una oposición significativa. Los analistas advierten que cualquier error en la implementación de políticas puede desencadenar tensiones sociales en un país ya golpeado por problemas económicos y descontento social.

Por otro lado, el legado de Evo Morales sigue presente en la política boliviana y ha generado reacciones entre sus seguidores. El expresidente, que no pudo presentarse en estas elecciones debido a una decisión judicial, ha instado a la población a no olvidar sus logros y a mantenerse alerta. Sin embargo, su incapacidad para registrarse ante la corte refleja un cambio tectónico en la política de Bolivia, donde muchos sienten que el liderazgo indígena y de movimiento popular queda fuera de la representación política actual. Morales insta que la lucha continúa y que siempre buscará defender los intereses del pueblo boliviano.

Con una agenda centrada en la descentralización y un enfoque hacia un ‘capitalismo para todos’, Rodrigo Paz espera reestructurar las finanzas internas del país, sin buscar préstamos externos en esta etapa inicial. Esto contrasta con la estrategia de su oponente, quien prometía rescates internacionales. La expectativa ahora gira en torno a si Paz podrá cumplir sus promesas de reforma en un ambiente de alta presión económica y social, enfrentándose no solo a los retos de gobernar en tiempos difíciles, sino también a un electorado que ya ha demostrado su deseo de cambio.