El ambicioso proyecto de renovación urbana que ha sido anunciado para Plaza Italia, uno de los espacios más emblemáticos de Santiago, promete cambiar radicalmente su paisaje y funcionalidad. Con una inversión de $22.500 millones, el proyecto propone eliminar la actual rotonda y reducir significativamente la superficie destinada a vías de tránsito, en un esfuerzo por crear un amplio espacio cívico y aumentar las áreas verdes en la capital

La ministra del Interior, Carolina Tohá, junto con el directorio del Proyecto Eje Alameda-Providencia, informó que la licitación para la renovación se abrirá en febrero, y se espera que las obras comiencen en mayo. Este proyecto, ya aprobado por los servicios y municipalidades pertinentes, también ha sido calificado favorablemente en términos de rentabilidad social.

El plan de remodelación contempla no solo la eliminación de la rotonda, sino también un notable incremento en las áreas verdes, que se expandirán en 8.720 m². Además, se prevé una reducción del 53% en la superficie vial, lo cual transformará la Plaza Italia en un lugar más amigable para peatones y contribuirá a la conexión entre los parques Forestal, Balmaceda y Bustamante.

El gobernador de la Región Metropolitana, Claudio Orrego, resaltó la importancia del proyecto y la capacidad de alcanzar consensos entre los diferentes actores involucrados. Según Orrego, la nueva Plaza Italia simboliza un espacio de unión y encuentro para los ciudadanos chilenos.

Por su parte, la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, enfatizó la colaboración y el entendimiento mutuo entre los equipos de trabajo con diversas visiones, lo cual ha permitido llegar a un acuerdo satisfactorio para todos. En la misma línea, la alcaldesa de Santiago, Irací Hassler, destacó la relevancia del proyecto en el contexto de la crisis climática, señalando que representa un paso significativo hacia el futuro de la ciudad, centrando los esfuerzos en el bienestar de las personas y en avances ecológicos necesarios.

Este proyecto de renovación de Plaza Italia no solo promete transformar el corazón de Santiago, sino que también se perfila como un ejemplo de cómo las intervenciones urbanas pueden fomentar la convivencia, la sostenibilidad y el desarrollo de espacios públicos de calidad.