El pasado 21 de agosto se llevó a cabo el foro «2025, los meses de definiciones» en el Instituto de Ciencias Alejandro Lipschutz, donde el rector de la Universidad Academia Humanismo Cristiano, Álvaro Ramis, y el director del ICAL, Fernando Carmona, abordaron los desafíos que enfrentará la campaña presidencial de la centroizquierda en Chile con miras a las elecciones del 16 de noviembre. En esta actividad, que forma parte de las celebraciones del 85 aniversario de El Siglo, ambos expertos expusieron sus preocupaciones respecto a la creciente influencia de la ultraderecha en el panorama político, representada por candidatos como José Antonio Kast, del Partido Republicano, y Johannes Kaiser, del Partido Nacional Libertario.

Ramis recalcó la necesidad de defender la democracia ante el avance de propuestas que amenazan los cimientos del sistema político chileno. El rector advirtió que los candidatos de la ultraderecha no solo operan dentro de la legalidad, sino que a veces utilizan la lógica de la desobediencia civil como método para imponer su agenda. «Nos encontramos ante un dilema histórico; si la democracia no actúa, puede llegar a ser sustituida por gobiernos de facto, tal como ocurrió en el pasado reciente de Chile», dijo Ramis, instando a la población a ser cautelosa ante discursos que apuntan a eliminar los contrapesos institucionales.

Fernando Carmona complementó las reflexiones de Ramis al recordar que las crecientes preferencias por alternativas autoritarias han surgido desde hace años, como respuesta a un sistema que ha fallado en resolver las necesidades de la población. Según el director del ICAL, «la rabia acumulada por promesas no cumplidas está siendo manipulada por sectores que solo ofrecen soluciones superficiales, haciéndose eco del desencanto social evidente desde la revuelta de octubre de 2019». Esta desilusión es lo que ha permitido que propuestas que antes eran consideradas radicales se normalicen en el discurso político nacional.

Ambos panelistas también coincidieron en la importancia de formular propuestas concretas que aborden la realidad económica de los ciudadanos. Ramis mencionó que «los trabajadores autónomos, que no cuentan con un salario fijo, necesitan un sistema que reconozca sus derechos, en lugar de demonizarlos como meros emprendedores». Sugirió que las candidaturas de izquierda deben ofrecer soluciones que ayuden a esta población a formalizar sus actividades y a integrarse en el tejido económico, promoviendo un Estado que actúe como facilitador y no como un obstáculo.

En la mirada hacia la campaña electoral, Carmona mencionó la necesidad de que la centroizquierda proponga un discurso renovador que se aleje de las ideologías tradicionales y se enfoque en las demandas sociales válidas. «Debemos dejar de competir únicamente en el marco de izquierda y derecha; es crucial entender que muchos votantes se consideran perdedores en un sistema que no les ha garantizado sus derechos. Propuestas que resalten el bienestar colectivo y las expectativas de futuro son esenciales para conectar con un electorado cansado de simplismos», concluyó. Así, a medida que se aproxima la contienda electoral, la capacidad de la centroizquierda para estructurar su mensaje y adaptarse a las inquietudes de la ciudadanía será determinante para su éxito.