
En un giro inesperado de la búsqueda por mantener la salud tras los 55 años, una investigación de la Escuela de Medicina de Harvard sugiere que el ejercicio más recomendable no es caminar ni correr, sino practicar artes marciales suaves como Tai Chi, Aikido o Wing Chun. El estudio resalta que estas disciplinas favorecen el equilibrio, la memoria y la fuerza sin someter al cuerpo a cargas excesivas, y apunta a una visión más integrada de cuerpo y mente.
La evidencia ha sorprendido a médicos y especialistas, pues rompe la creencia de que la caminata diaria o el trote ligero son las claves para envejecer con vitalidad. Harvard propone mirar hacia prácticas que combinan movimiento consciente y control muscular, con beneficios que van más allá de lo físico al reforzar la resiliencia frente a los retos de la edad.
Tai Chi, Aikido y Wing Chun se describen como artes marciales de movimientos controlados, pausados y coordinados. Tai Chi, a veces llamado meditación en movimiento, favorece la circulación, reduce el estrés y mejora el equilibrio, reduciendo el riesgo de caídas; Aikido enseña a dirigir la energía del oponente y la movilidad sin impacto; Wing Chun prioriza reflejos y estabilidad a través de movimientos cortos y eficientes.
El Doctor Peter M. Wayne, líder de la investigación en Harvard Medical School, ha mostrado que estas prácticas fortalecen la complejidad fisiológica del cuerpo: la capacidad de responder con flexibilidad ante los cambios propios del envejecimiento, fortaleciendo los sistemas de control del organismo sin desgastarlos.
Más allá de lo físico, las artes marciales suaves ofrecen beneficios psicológicos y sociales: mejoran la coordinación, estimulan la memoria y la concentración, reducen el estrés y facilitan la interacción en grupo, lo que fortalece la salud mental en la madurez. Los especialistas advierten, no obstante, consultar al médico antes de iniciar y buscar instructores con experiencia en adultos mayores para adaptar la práctica a cada capacidad y minimizar riesgos.