
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha tomado la decisión de cancelar los permisos que permitían a varias petroleras extranjeras exportar crudo y derivados de Venezuela, lo que representa un duro golpe para compañías como Repsol, Eni y Reliance Industries. Esta medida, que revierte licencias que fueron otorgadas durante la administración de Joe Biden, se inscribe en una estrategia más amplia de endurecimiento de las sanciones contra el gobierno de Nicolás Maduro. Con esta política, Trump busca aislar económicamente a Venezuela y aumentar la presión sobre el régimen chavista en un año crítico para su continuidad en el poder.
Entre las empresas afectadas se encuentran también la francesa Maurel & Prom y la estadounidense Global Oil Terminals, quienes deberán terminar sus operaciones en Venezuela antes de que finalice el mes de mayo. Estas compañías ya enfrentaban desafíos tras el anuncio de Trump de un arancel del 25 % sobre el crudo y el gas provenientes del país sudamericano. La situación se complica aún más para Repsol y Reliance, que habían solicitado autorizaciones especiales para continuar sus operaciones en Venezuela sin violar las sanciones, las cuales ahora quedan anuladas con la nueva directiva de la Casa Blanca.
En febrero, Venezuela logró exportar 910.000 barriles diarios de crudo y combustibles, mostrando un ligero aumento en comparación con los 867.000 barriles de enero, pero los recientes desarrollos en la política energética estadounidense podrían impactar considerablemente esos niveles de exportación. A medida que las sanciones se endurecen, las dificultades para realizar transacciones internacionales se incrementan, lo que podría llevar a una disminución en la producción y exportación de petróleo venezolano, vital para la economía del país.
Trump había intensificado su ofensiva antes de esta nueva medida, revocando recientemente una licencia clave a Chevron, la única petrolera estadounidense con operaciones en Venezuela. Esto forzaba a Chevron a desmantelar su actividad en el país, lo que amplía la capacidad del gobierno estadounidense para regular el flujo de petróleo venezolano hacia el mercado internacional. Además, se establece que cualquier nación que compre petróleo de Venezuela será sujeta al arancel de 25 %, lo que desincentivará aún más a los compradores y complica el acceso de Venezuela a sus principales fuentes de ingresos.
Estas acciones reflejan una determinación de la administración Trump de hacer frente al régimen de Maduro, complicando su acceso a mercados internacionales y aumentando la presión en un contexto político tenso. La situación en Venezuela sigue siendo un tema sensible en la política internacional, y las medidas adoptadas por Trump no solo buscan presionar a Maduro, sino también enviar un mensaje contundente a aquellos aliados que consideran continuar con el comercio de petróleo venezolano, reafirmando el compromiso de Estados Unidos con la democracia y los derechos humanos en la región.